Los Pergaminos de Melquíades.
Orlando Álvarez Crespo.
Hoy; cuando la escuela y la industria discográfica nacionales le han echado trescientas toneladas de desprecio y vallenato a la poesía parecerá extraño y hasta aburrido que alguien escriba sobre una mujer que dedicó su corta vida a cultivar la poesía.
Orlando Álvarez Crespo.
Hoy; cuando la escuela y la industria discográfica nacionales le han echado trescientas toneladas de desprecio y vallenato a la poesía parecerá extraño y hasta aburrido que alguien escriba sobre una mujer que dedicó su corta vida a cultivar la poesía.
Allá por de mitad de la segunda década del pasado siglo XX llego, procedente de la población de Burere, una jovencita que había quedado huérfana a edad muy temprana. Fijó su residencia en el recientemente funda Pueblo Nuevo, conocido años más tarde como Barrio Torrellas. Natividad González, conocida familiarmente simplemente cono Naty, desde muy pequeña tuvo una gran amor por la poesía, según un artículo en el segundo número del periódico caroreño Némesis, del 16 de marzo de 1941, editado por Julio S. Suárez. Natividad era la segunda de las hijas del matrimonio de Doña Florentina Sierralta y Don Águedo González, vecinos de la población de Burere. Tuvo dos hermanas: Fredis, la mayor, y Lilian, la madre de la periodista Ivette Camacho. Naty era de una belleza física y espiritual excepcionales. Mantuno una estrecha amistad con Don Cecilio Zubillaga, Vector Julio Ávila, Izabas Ávila, y Alirio Díaz, entre otros. Con este último la relación fue quizás más estrecha dado que ambos compartían el amor por la música y la poesía.
Como nuestra sociedad ha olvidado las humanidades esta poeta luce casi olvidada. En su obra Barrios Caroreños, (1935) Víctor Julio Ávila hace de ella una breve referencia e esa poetisa que la cantó a la vida, al amor y a la cuestión social. Hoy en día solo una decena de viejos cultos recuerdan algunos de sus versos y su semblanza.
En realidad debió ser muy talentosa, pues esa era precisamente su fama. Recibió elogios de poetas e intelectuales que la conocieron. En un articulo titulado “Tributo barquisimetano a una ilustre caroreña” publicado en El Impulso en su edición del 25 de mayo de 1941, Cecilio Zubillaga Perera expresa. “A Naty González solo le encuentro parigual entre nosotros memorando a la ilustre caroreña Doña Petra de Aldasoro…”
Cuando la poetisa ronda los treinta años de edad es víctima de una infección pulmonar que le impedirá hablar y escribir y finalmente le conducirá a la muerte. Debe ser aislada del contacto humano. La traslada hasta la población de San Pedro con la esperanza de que el cambio de clima favorezca alguna mejoría. Son esfuerzos en vano. Finalmente la traslada a Barquisimeto para tratarle la enfermedad, pero allí tampoco la ciencia puede hacer nada.
En el año de 1940 la poetisa ha dejado de escribir y casi no pronuncia palabras. “El silencio ha hecho morada en su grande corazón. El turpial de su espíritu no canta” escribió el redactor de Némesis, en la edición arriba referida.
En la ciudad de Barquisimeto muere a mediados de 1947. Su muerte fue muy sentida en la ciudad, sobre toda en la gente de las letras y de la cultura. Por haber muerto virgen fue enterrada, como era la antigua costumbre, vestida de blanco y en una urna de igual color. En su funeral, el Poeta de la Aridez, el atarigÜense Elisio Jiménez Sierra, recitó unos versos que han llegado a nosotros gracias a la memoria de Don Domingo Octavio Riera:
“Te picotearon los pájaros afónicos
Que guardan en jaula de sombras
La desdentada muerte
Y te mordieron todo tu corazón
De fruta en el silencio verde
De una noche borracha”.
Naty González, nació en Burere alrededor de 1910. En el barrio Torrellas vivió en la calle Monagas frente a la casa de su hermana Doña Francisca de Pérez, entre las Sol de Oriente y El Calvario. Está enterrada en el viejo cementerio municipal de Carora.
Como nuestra sociedad ha olvidado las humanidades esta poeta luce casi olvidada. En su obra Barrios Caroreños, (1935) Víctor Julio Ávila hace de ella una breve referencia e esa poetisa que la cantó a la vida, al amor y a la cuestión social. Hoy en día solo una decena de viejos cultos recuerdan algunos de sus versos y su semblanza.
En realidad debió ser muy talentosa, pues esa era precisamente su fama. Recibió elogios de poetas e intelectuales que la conocieron. En un articulo titulado “Tributo barquisimetano a una ilustre caroreña” publicado en El Impulso en su edición del 25 de mayo de 1941, Cecilio Zubillaga Perera expresa. “A Naty González solo le encuentro parigual entre nosotros memorando a la ilustre caroreña Doña Petra de Aldasoro…”
Cuando la poetisa ronda los treinta años de edad es víctima de una infección pulmonar que le impedirá hablar y escribir y finalmente le conducirá a la muerte. Debe ser aislada del contacto humano. La traslada hasta la población de San Pedro con la esperanza de que el cambio de clima favorezca alguna mejoría. Son esfuerzos en vano. Finalmente la traslada a Barquisimeto para tratarle la enfermedad, pero allí tampoco la ciencia puede hacer nada.
En el año de 1940 la poetisa ha dejado de escribir y casi no pronuncia palabras. “El silencio ha hecho morada en su grande corazón. El turpial de su espíritu no canta” escribió el redactor de Némesis, en la edición arriba referida.
En la ciudad de Barquisimeto muere a mediados de 1947. Su muerte fue muy sentida en la ciudad, sobre toda en la gente de las letras y de la cultura. Por haber muerto virgen fue enterrada, como era la antigua costumbre, vestida de blanco y en una urna de igual color. En su funeral, el Poeta de la Aridez, el atarigÜense Elisio Jiménez Sierra, recitó unos versos que han llegado a nosotros gracias a la memoria de Don Domingo Octavio Riera:
“Te picotearon los pájaros afónicos
Que guardan en jaula de sombras
La desdentada muerte
Y te mordieron todo tu corazón
De fruta en el silencio verde
De una noche borracha”.
Naty González, nació en Burere alrededor de 1910. En el barrio Torrellas vivió en la calle Monagas frente a la casa de su hermana Doña Francisca de Pérez, entre las Sol de Oriente y El Calvario. Está enterrada en el viejo cementerio municipal de Carora.
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